Hans Theys is a twentieth-century philosopher and art historian. He has written and designed dozens of books on the works of contemporary artists and published hundreds of essays, interviews and reviews in books, catalogues and magazines. All his publications are based on actual collaborations and conversations with artists.

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ESSAYS, INTERVIEWS & REVIEWS

Emilio López-Menchero - 2018 - La danza de las mascaras [ES, essay]
Text , 1 p.

 

 

 

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Hans Theys

 

 

La danza de las mascaras

Sobre la pintura de Emilio López-Menchero

 

Hace treinta años, en una bella noche de Diciembre, admiré cuadros de López-Menchero. Aquel hombre sabía ya pintar. Pero la pintura en sí misma no le bastaba. Él quería algo más. Quería moldearse un rostro reconocible y un corazón propio de sí mismo, único. Estábamos en un pequeño apartamento del cuarto o quinto piso de una casa de alquiler. Desde el balcón contemplábamos un ensayo nocturno de un desfile de carnaval. Tres gigantes somnolientos se apoyaban contra los faroles, dos hombres luchando rodaban por tierra, uno de ellos perdía su peluca de largos cabellos rubios.

Bajo los ojos y las manos de este pintor, la pintura se convierte en un instrumento. Si algunos de estos cuadros parecen literalmente haber sido peinados, algo es cierto: él se sirve de la pintura como de un peine, es decir un instrumento para ordenar el pasado, las impresiones, los pensamientos, las dudas y los sueños ¿Sería, por tanto, posible forjarse una personalidad pintando?

Considerándose poco inclinado al lenguaje, López-Menchero se ha dedicado a la arquitectura, a la intervención espacial, a la actuación, a la fotografía, a la escultura, al dibujo y, finalmente, ha vuelto a la pintura propiamente dicha, para hacerse una imagen de quién podría ser él.

¡Qué agudeza en estas intervenciones espaciales! ¡Qué elegancia en esos dibujos! ¡Qué precisión en esos autorretratos fotografiados!

Hace mucho tiempo conocí a un gigante que me había confiado que la muerte de su madre le había liberado. Gerente de un almacén de trigo, ella sola bajaba, sobre los hombros, sacos de cincuenta kilos que estaban almacenados en el granero. El hijo, a pesar de ser él mismo un coloso, se había sentido aplastado, convencido de no poder igualar jamás a esa Atenea invencible.

A mí me ocurría lo mismo. Habiendo tenido padres que simulaban ser perfectos, por temor a ser rechazados por sus hijos, yo me he sentido despreciable toda mi vida.

Los pensamientos, solos, no pueden salvarnos. Para comprender (y para sentir) es preciso actuar. Hay que trazar rayas. Hay que fallar. Hay que sobrevivir a sus propios errores.

La pintura tiene de inigualable que permite mostrar las fallas. Consiste en trazas de un pensamiento penoso, estúpido, vergonzoso pero honorable. Ella nos permite trazar imágenes en el barro, hacer surgir sueños, acorralar dudas, hacernos una idea.

Así, el circo continua, las máscaras se ponen a danzar, el saltimbanqui aprende a caer, la pesadilla se doma y el día se hace más dulce.

 

 

Montagne de Miel, 12 de Mayo de 2018

 

 

Traducido del texto francés por Emilio López-Menchero Ordóñez